PROPIOCEPCIÓN: CLAVE EN LA REHABILITACIÓN DEPORTIVA

Felipe Monsalve Vélez, FT


Resumen
La alta y creciente incidencia en las lesiones ocurridas durante la práctica de las diferentes disciplinas deportivas supone una nueva preocupación en el quehacer de la medicina y la rehabilitación deportiva, por lo que en los últimos años el desarrollo de métodos preventivos y tratamientos eficaces de rehabilitación han sido el pilar de interés e investigación de los profesionales de salud involucrados. La rehabilitación propioceptiva ha demostrado ser uno de los mejores elementos actuales que pretenden optimizar la rehabilitación de las lesiones deportivas, basados en los mecanismos morfo-fisiológicos responsables de la propiocepción y su adecuado entrenamiento de acuerdo con los beneficios demostrados en las últimas investigaciones relacionadas. 

La práctica del ejercicio físico y más aún del deporte competitivo supone la utilización máxima de las capacidades físicas de quienes lo practican para obtener así los mejores resultados, para ello los deportistas requieren someterse a intensas rutinas de entrenamiento donde al emplear todo el potencial se podrá desarrollar de la mejor forma posible la actividad en cuestión. Por esto durante la búsqueda de este rendimiento máximo suelen ocurrir lesiones que afectan la integridad física del practicante y a su vez obligan a la interrupción parcial o total del ritmo de entrenamiento/competencia normal[i].  
Las lesiones deportivas actualmente presentan una creciente prevalencia, asociada con el aumento de la práctica del ejercicio físico y de la práctica deportiva como tal, tanto a nivel de competitivo como recreacional, por lo que el deportista se ve obligado a aumentar su nivel y demanda en cuanto a su condición física de forma global y controlada para evitar la aparición de lesiones durante la práctica deportiva o parar retornar a la actividad específica de la forma más rápida y funcional posible posterior a una lesión.
Una lesión deportiva puede ser definida ampliamente como cualquier lesión que está relacionada o se da como consecuencia a la práctica del ejercicio físico o del deporte en su estricto sentido, que conlleva a una disminución en el rendimiento deportivo o en casos más severos a la suspensión de la práctica, y como resultante requiere de atención por profesionales de salud necesarios y un proceso de rehabilitación deportiva.[ii]
Las lesiones deportivas representan el mayor índice de lesiones de origen muscular, tendinoso, ligamentario y esquelético en la sociedad moderna, por tal motivo se ha intentado disminuir los factores de riego causales de estas lesiones y su impacto en el rendimiento deportivo, que no solo se ven influenciadas por el aumento en su incidencia sino también por el aumento del número de practicantes de los diversos tipos y modalidades deportivas y por el cambio en las características inherentes a su práctica; sin embargo, los mecanismos lesiónales en el deporte son diversos y se ven condicionados multifactorialmente donde una de sus mayores determinantes es la condición morfo-fisiológica del deportista, no solo desde la caracterización del morfotipo sino teniendo en cuenta otros factores como lo es la estabilización estática y dinámica a nivel articular y sus mecanismos de retroalimentación y control nervioso que facilitan la adaptación de los segmentos corporales en el espacio de forma armónica y coordinada, es decir, la condición propioceptiva que no solo es manejada como un aspecto fisiológico o funcional, sino como una condición necesaria y primordial en el marco de la prevención de lesiones deportivas[iii].

PROPIOCEPCIÓN
La palabra “Propiocepción” fue acuñada por primera vez en 1906 por el neurofisiólogo inglés Charles Sherrington debido a sus estudios de la neurona y las acciones reflejas, describiendo este fenómeno como “la información que contribuye al sentido de la posición propia y del movimiento”, a pesar de esto, la definición de propiocepción ha creado y crea todavía mucha controversia en la comunidad científica debido a su variabilidad entre conceptos, sin embargo este concepto fue definido más ampliamente como la “habilidad para recibir estímulos de los músculos, tendones y articulaciones y el proceso de información de una manera significativa en el sistema nervioso central para percibir el lugar donde se halla un miembro en el espacio” (Hewett et al., 2002)[iv]. Con el tiempo el término ha evolucionado y la actualidad se conoce como la conciencia de posición y movimiento articular, velocidad y detección de la fuerza de movimiento. Consta de tres componentes (Saavedra, Lephart):

a.       Estatestecia: provisión de conciencia de posición articular estática.
b.      Cenestesia: conciencia de movimiento y aceleración.
c.       Actividades efectoras: Respuesta refleja y regulación del tono muscular.

A pesar de la falta de definición aceptable, los términos propiocepción, coordinación y control neuromuscular se interrelacionan en cada concepto ofrecido en la literatura, dejando así en evidencia la estrecha relación que existe entre la condición musculo esquelética de cada persona y su integración a nivel neurológico, por lo que es necesario ahondar en cada concepto para entender la verdadera importancia de la rehabilitación propioceptiva[iii].  
La coordinación es definida ampliamente como la interacción cooperativa entre el sistema nervioso y musculo esquelético dando la posibilidad de controlar y regular las acciones motrices a través de la interacción de estos sistemas con los órganos propioceptivos, facilitando así la habilidad de mantener una correcta relación entre los segmentos corporales con el entorno basados en la información sensorial de experiencias pasadas y de reflejos musculares, conservando el centro de masas del cuerpo dentro de los limites específicos evitando caer ante cualquier perturbación.
El concepto de ejercicio propioceptivo para restaurar o mejorar el control neuromuscular fue introducido inicialmente en programas de rehabilitación, fundamentados en la presencia de mecano receptores ubicados en ligamentos y otras estructuras articulares que ante cualquier lesión generan alteración en la información aferente de la misma, por lo que se inhibe la estabilización refleja a nivel neuromuscular en la articulación.

SISTEMAS DE INTEGRACIÓN PROPIOCEPTIVA
Esencialmente el sistema de integración está compuesto por diferentes circuitos neuronales interconectados en todas las combinaciones posibles cuyo centro es el cerebro, quien es el encargado de recibir gran cantidad de información compuesta por todos los estímulos que actúan sobre los receptores del cuerpo, dando la posibilidad de analizar, evaluar e interpretar las señales en contraste con los antecedentes y experiencias previas percibidas a través del movimiento corporal voluntario o involuntario. 
El movimiento voluntario requiere una base de respuesta automáticas que garanticen una combinación adecuada de la movilidad y la estabilidad de las partes del cuerpo. Puesto que la actividad motora del cuerpo se produce de forma simultánea en muchos músculos, es esencial una regulación precisa, por fortuna gran parte de esta regulación se hace de forma involuntaria y es dad por sistemas integrados de control neuronal ubicados en los músculos y articulaciones[vi]. 
Aunque se sabe poco de la estructura nerviosa y su conexión a nivel musculo esquelético, a lo largo de los años se han ido descubriendo y comprendiendo gradualmente los elementos particulares constitutivos de este sistema[vii]. En el momento bien se conoce la presencia de propioceptores y de sus funciones; donde según Sherrington (1906) los propioceptores son los órganos terminales estimulados por las acciones del propio cuerpo y dan la posibilidad de conseguir información interna y lograr una cooperación efectiva entre los músculos[viii].


PAPEL DE LA PROPIOCEPCIÓN EN EL CONTROL ARTICULAR
El cuerpo humano incluso para tareas sencillas requiere de un proceso de constante revisión y modificación de sus actitudes corporales, que se encuentran basadas en control motor con la respectiva integración y análisis de la información sensorial, los comandos de motor eferente, y los movimientos resultantes[ix]. La información propioceptiva se deriva de los diferentes receptores periféricos, que como se demostró anteriormente, juegan un papel fundamental en este proceso. La  ejecución de todas las tareas motoras, a menudo muy sutiles, tienen por objeto la preparación, mantenimiento y restablecimiento de la estabilidad de los segmentos corporales vistos desde el punto de vista estático y dinámico representado por el control neuromuscular.
Los centros superiores encargados de conservar el control del motor han sido responsables  de generar la compensación necesaria ante las pérdidas de estabilización estáticas a través de nuevos movimientos y patrones de activación muscular, que ocurren de forma conjunta con la retroalimentación dada a nivel periférico por los mecanorreceptores  articulares y ligamentosos[x].
Las alteraciones en las secuencias de activación muscular parece ser que se producen no sólo en la articulación afectada posterior a una lesión, sino también en las articulaciones distales y proximales, esto debido a que la activación de patrones musculares se lleva a cabo en varias articulaciones cercanas de manera conjunta.
Freeman y Wyke se destacaron por ser pioneros en investigaciones donde se encontró evidencia directa que apoya la importancia de los receptores articulares del control sensitivo-motor sobre la estabilidad articular posterior a la resección quirúrgica de nervios en gatos; fue durante estas investigaciones donde se concluyo que  la información de los nervios intervenidos transmitían información aferente sobre todo a la articulación de la rodilla, por esto el procedimiento quirúrgico de la desaferentización de la articulación no afecto la estabilidad mecánica ni el control motor de la misma. Por lo tanto, parece que la propiocepción es fundamental para el control sensorio-motor en la estabilidad articular, cuya retroalimentación primaria se da a través de los receptores articulares[xi].
IMPORTANCIA DEL ENTRENAMIENTO PROPIOCEPTIVO
A pesar de que actualmente se cuenta con la ayuda de herramientas que juegan un importante papel en la prevención de lesiones deportivas como lo son los vendajes funcionales y las férulas protectoras, estas medidas tiene efectos deletéreos en los deportivas que los usan, como lo es la irritación cutánea, las heridas por el rose constante al que se ve sometido la piel, la perdida funcional de la extremidad involucrada por la limitación en el movimiento de la misma o simplemente la incomodidad que estos pueden jugar durante la realización de la practica deportiva. Debido a estos inconvenientes el entrenamiento y la rehabilitación propioceptiva va camino a ocupar un lugar de privilegio en la prevención de lesiones deportivas y/o en su posterior recuperación sin incurrir en los inconvenientes ya mencionados.
El entrenamiento propioceptivo en planos inestables es común para prevenir lesiones deportivas; estudios recientes demuestran la eficacia de este entrenamiento en la prevención de nuevas lesiones y la mejoría en el balanceo postural (Stasinopoulos, 2004). A pesar que son necesarios más estudios, los más recientes demuestran una mejoría en la sintomatología de dolor anterior de rodilla con un adecuado entrenamiento propioceptivo (Baker et al., 2002).
Durante un estudio realizado en Canadá (Emery, C: y cols., 2005) encontraron mejoras clínicas importantes en el equilibrio estático y dinámico, así como una reducción del reporte de lesiones deportivas a lo largo de más de 6 meses entre los estudiantes de secundaria que participaron en un programa regular de educación física, que utiliza un sencillo plan de 6 semanas de ejercicios propioceptivos y de equilibrio realizados en el hogar.
En EE.UU. (Mandelbaum, B. y cols., 2005), se halló, luego de un seguimiento de 2 años a un grupo de futbolistas, que el uso de un programa de entrenamiento neuromuscular puede tener un beneficio directo en la disminución del número de lesiones del ligamento cruzado anterior en jugadores de fútbol femenino[xii].
 A través del entrenamiento propioceptivo el deportista aprender a sacar ventajas de sus mecanismos reflejos de adaptación postural, mejorando los estímulos facilitadores que aumentan el rendimiento y disminuyen la posibilidad de inhibición de estos mecanismos protectores. De esta forma, algunos reflejos por ejemplo durante el estiramiento, pueden aparecer de forma inesperada y generar perdida del equilibrio, dando la posibilidad de que aparezca una respuesta correcta (recuperar la postura) o incorrecta (generar un desequilibrio mayor). Con el entrenamiento propioceptivo, los reflejos o respuestas incorrectas tienden a eliminarse brindando una respuesta óptima del deportista (Tarantino Ruiz, 2004). 

ENTRENAMIENTO PROPIOCEPTIVO EN EL DEPORTE
El Colegio Americano de Medicina Deportiva recomienda que se haga una prescripción de ejercicios propioceptivos tanto dinámicos como estáticos. Los primeros ejercicios comprenden inicialmente una amplia base de sustentación y progresivamente se va aumentado su complejidad, disminuyendo así la base de sustentación hasta llegar a una sola pierna durante 30 o más segundos con los ojos cerrados. Estos últimos generalmente consisten en ejercicios que implican caminar con diversas bases de sustentación, comenzando con el paso o zancada normal y progresivamente con  reducción de la misma para andar[xiii].
Las técnicas de entrenamiento deben ser diseñadas para desarrollar respuestas compensatorias neuromusculares individualizadas para cargas potencialmente desestabilizadoras que se pueden dar durante las diversas actividades deportivas y de la vida diaria. La aplicación de estas cargas debe ser de una manera controlada.
Dentro del entrenamiento propioceptivo se destacan la utilización de técnicas de balance y entrenamiento de agilidad, tales como carreras de lanzamiento, aceleración y desaceleración repentina, desplazamientos laterales y tablas de balance, pueden proveer al individuo mejoramiento en el control neuromuscular. Otras opciones de entrenamiento para mejorar el control neuromuscular de las extremidades inferiores, involucra superficies de soporte inestable, tales como la tabla rodante y la tabla inestable. Estas técnicas pueden ser modificadas, para que el individuo pueda experimentar las perturbaciones durante las actividades propias de su deporte. Estas actividades, generalmente progresan desde velocidades lentas a rápidas, desde baja a alta fuerza y desde actividades controladas hasta actividades no controladas.
Se pueden implementar ejercicios que faciliten las respuestas preparatorias y reactivas de los músculos. Estos ejercicios incluyen estabilización rítmica, durante los cuales el individuo es animado a mantener la posición articular mientras el terapista aplica grados y direcciones variables de perturbación articular. Los patrones de movimiento funcional pueden ser entrenados a través de actividades que simulan la actividad deportiva. El entrenamiento funcional debe semejar las demandas puestas sobre la articulación durante las actividades deportivas, haciendo la transición a la práctica deportiva completa menos estresante para el individuo.
Finalmente, el entrenamiento debe proveer la adquisición de respuestas aprendidas para las actividades funcionales y ellas pueden ser mas exitosas, si son practicadas en el contexto funcional del deporte especifico (Childs, 2003. Citado por Ávalos Ardila y Berrio Villegas, 2007. Op. Cit.).











Imagenes: Felipe Monsalve Velez. Stykz
[i]. Tironi J. Evaluación funcional propioceptiva de miembros inferiores en deportistas. Universidad abierta panamericana. 2009; Feb.  
[ii]. Olmo J. La rehabilitación en el deporte. Arbor. 2000; Feb; 165 (65): p. 227 – 248.
[iii]. Fort A, De Antolín P, Costa L, Massó N, Rueda L, et al. Efectos de un entrenamiento propioceptivo (TRAL) de tres meses sobre el control postural en jóvenes deportistas. Apunts. 2009; 1° trimestre; 95: p. 49 – 56.
[iv]. Emen E, Bülent U. Proprioception and ankle injuries in soccer. Clin Sports Med. 2008; 27 (10): p. 195 – 217.
[v]. Romero D, Tous J. Prevención de Lesiones en el Deporte. Claves para un rendimiento deportivo óptimo. Madrid: Medica Panamericana; 2010, p. 165 – 214.
[vi]. Gowitzke B, Milner M. El cuerpo y sus movimientos: bases científicas. Barcelona: Paidotribo; 2000; p. 238 – 270.
[vii]. Chaitow L, Aplicación clínica de las técnicas neuromusculares: extremidades inferiores. Badalona: Paidotribo; 2002: tomo 2.
[viii]. Sherrington Ch. The integrative actions of the nervous system. Toronto: Yale University Press; 1906; p. 131 – 133.
[ix]. Riemann B, Lephart S. The Sensorimotor System, Part II: The Role of Proprioception in Motor Control and Functional Joint Stability. J Athl Train. 2002; Ene-Mar; 37 (1): 80 – 4.
[x]. DeMont R G, Lephart S M, Giraldo J L, Swanik C B, Fu F H. Muscle preactivity of anterior cruciate ligament-deficient and reconstructed females during various lower extremity activities. J Athl Train. 1999; 34:115 – 120.
[xi]. Pintsaar A, Brynhildsen J, Tropp H. Postural corrections after standardized perturbations of single limb stance: effect of training and orthotic devices in patients with ankle instability. Br J Sports Med. 1996; 30: 151 – 155.
[xii]. Mandelbaum B, Silvers H, Watanabe D, Knarr J, Thomas S, et al.  Effectiveness of a Neuromuscular and Proprioceptive Training Program in Preventing Anterior Cruciate Ligament Injuries in Female Athletes: 2-Year Follow-up. Am. J. Sports Med. 2005; 33; 1003 – 10.
[xiii]. López Soto J. Ejercicios de Propiocepción para población adulta. Medellín: Universidad de Antioquia. 2008.
FISIOTERAPIA FUNCIONAL EN LA MENISECTOMIA PARCIAL DE LA RODILLA

Resumen de artículo: propuesta de readaptación tras meniscectomía parcial en futbolistas





El fútbol es el deporte más popular en el mundo, con aproximadamente 240 millones de jugadores amateur y 200 000 profesionales. Sin embargo, estudios previos han mostrado que el fútbol tiene un alto índice de lesiones, más que otros deportes de campo, como el baloncesto, el balonmano, el hockey hierba, el voleibol o el rugby, entre otros. Las lesiones de menisco, a pesar de no ser las más frecuentes en este deporte, sí suelen ser habituales.

El objetivo de este artículo fue establecer un protocolo de actuación para la rehabilitación de las lesiones meniscales que requieren meniscectomía. En él se debe distinguir el trabajo que realizará el futbolista para la zona lesionada (en piscina, gimnasio y campo) así como para el resto de estructuras que inciden en el rendimiento deportivo del jugador, con el objetivo de evitar al máximo el desentrenamiento y optimizar el proceso de reincorporación a los entrenamientos y a la competición. De esta forma, la lesión intenta ser contemplada desde el marco del deportista en su conjunto, en la que se han de considerar, además, una multivariedad de factores psicobiológicos que envuelven al jugador como un todo.

Recordatorio anatómico

En la rodilla, la no concordancia de las superficies articulares se compensa por la interposición de los meniscos o fibrocartílagos semilunares, que aumenta la superficie de contacto entre ambas superficies articulares. Juegan un papel importante por tanto en la congruencia articular, en la absorción de impactos, en la transmisión de fuerzas entre el fémur y la tibia, y en la estabilidad de la rodilla. Se ha demostrado que, al nacer, todo el menisco está vascularizado, pero pronto se desarrolla un área avascular en la zona interna del menisco. Ya en la vida adulta, el grado de vascularización varía dentro de cada menisco y entre los distintos individuos. La extensión de la zona vascular tendrá implicaciones importantes en la curación de las lesiones meniscales.

Meniscectomía parcial

A pesar de su naturaleza mínimamente invasiva, los pacientes que padecen una meniscectomía parcial experimentan dolor e inflamación que conducen a la pérdida de rango de movimiento, a una función alterada y a la disminución de la fuerza del músculo cuádriceps femoral. La experiencia clínica indica que las habilidades propioceptivas juegan un papel importante en la protección de la rodilla, especialmente en los rangos extremos de movimiento, identificado por la presencia de tres tipos de mecanorreceptores en los cuernos anteriores y posteriores de los meniscos humanos: las terminaciones de Ruffini, los corpúsculos de Pacini y los órganos tendinosos de Golgi.

Por tanto, la meniscectomía parcial en la lesión de menisco puede alterar la propiocepción de la rodilla, supone una pérdida de mecanorreceptores y evidentemente va a requerir una recuperación tanto de la inestabilidad mecánica como de la inestabilidad funcional, pudiéndose definir estabilidad en la rodilla como la capacidad de la articulación para mantener la posición (estabilidad estática) o mantener la trayectoria (estabilidad dinámica) tras una perturbación interna o externa28. En esto va a tener mucho que ver el sistema somatosensorial o propioceptivo, que necesitará una adecuada readaptación.

En la progresión a lo largo del proceso, tanto los ejercicios que inciden en la oclusión del espacio articular correspondiente al menisco lesionado (para el interno los que van hacia el varo y para el externo los que van hacia el valgo) como los realizados en flexión o extensión máxima, así como los que soliciten una rotación a nivel de rodilla, son los últimos que se incorporan en el protocolo de trabajo propioceptivo.


Programa de reeducación funcional deportiva

Se entiende por readaptación lesional «el conjunto de medidas médico-terapéuticas y físico-deportivas destinadas a prevenir los riesgos de lesión, restablecer y desarrollar la salud deportiva y mejorar u optimizar el rendimiento del deportista para posibilitar una mayor vida deportiva». Dentro de esta área, el autor define dos ámbitos funcionales de actuación profesional:

• La recuperación funcional deportiva (RFuD), con un ámbito de actuación clínico.

• La readaptación físico deportiva (RFiD), que pertenece a un área de actuación no clínica, cuyo principal medio de intervención es el reentrenamiento al esfuerzo físico (REEF).

El proceso de readaptación en las lesiones de menisco tras meniscectomía puede oscilar entre las 5 y las 8 semanas (en función de si el menisco dañado es el interno o el externo). Es un período claramente inferior al requerido por las reparaciones meniscales, que puede llegar hasta las 14 semanas e incluso hasta las 20 semanas. El alto período de recuperación, así como la necesidad de que la rotura se encuentre en la zona vascular, hace que la reparación meniscal no sea tan frecuente como la meniscectomía en futbolistas con menisco dañado.

En el tiempo de baja el jugador no solo ha de recuperar la funcionalidad perdida, sino que además debe trabajar específicamente en la adaptación progresiva a los esfuerzos deportivos, para que al final del proceso pueda incorporarse a la dinámica de entrenamientos grupal en las mejores condiciones posibles.

DESARROLLO DE LAS FASES

Readaptación general

Fase de inmovilización. La intervención quirúrgica suele tener una estancia hospitalaria no superior generalmente a 24 h. Tras ella, la fase de inmovilización (relativa) se prolongará hasta los 7-8 días, cuando el futbolista, de forma progresiva, pueda realizar la carga completa. Mangine, citado por Basas et al., señala como requisitos para permitir esta carga completa:

• Que no exista inflamación.

• De 5 a 110◦ de amplitud de movimiento.

• Capacidad de realizar un movimiento progresivo contra resistencia de 10 kg sin que exista dolor localizado en la zona de la reparación.

El principal condicionante de esta fase será favorecer, respetar y permitir los procesos reparadores del organismo, para conseguir una adecuada cicatrización tisular. La RFuD trabajará de forma específica para disminuir el edema y reducir el dolor, y también para recuperar la movilidad articular y mantener el tono muscular (especialmente en el cuádriceps).

En el caso del menisco, habrá que tener en cuenta tanto la cicatrización de las heridas de la intervención quirúrgica que por ejemplo limitará el uso de la terapia acuática hasta que estas heridas estén cerradas, dado el riesgo de posibles infecciones como la herida en la zona meniscal consecuencia de la meniscectomía. Por otro lado, la contracción muscular máxima estará contraindicada en los primeros días de la recuperación, debido a las fuerzas dinámicas que actúan sobre los meniscos.


Es importante prescribir en esta etapa ejercicio de los grupos musculares no afectados, con el objetivo de mantener un estado físico y un tono muscular adecuado, manteniéndose a la vez los niveles de autoconfianza y de motivación del lesionado.

Fase de recuperación. Se trabaja en esta fase con el objetivo fundamental de devolver a la estructura afectada la funcionalidad perdida. Así, a nivel de RFuD, los objetivos se establecerán a tres niveles:

• Recuperar la pérdida de balance articular.

• Recuperar la pérdida de balance muscular.

• Mitigar dolores o procesos inflamatorios.

Por tanto, al finalizar la fase de recuperación el deportista debe ser capaz de desarrollar las actividades normales de la vida cotidiana, consiguiendo de esta forma el alta médica.

A la hora de planificar el fortalecimiento es importante tener en cuenta el siguiente aspecto biomecánico: las fuerzas de compresión femorotibiales son más importantes entre 0 y 60◦ de flexión cuando el trabajo muscular del cuádriceps se realiza en cadena cerrada. Más allá de 60◦ de flexión, el responsable de las mayores fuerzas de compresión es el trabajo muscular del cuádriceps en cadena abierta. Por eso, en los primeros momentos se evitará el trabajo en cadena cinética cerrada, y los ejercicios en cadena abierta se realizarán entre 0 y 60◦.

Además es importante un entrenamiento alternativo, continuación del entrenamiento de mantenimiento de la fase anterior, en el que se persigue una adaptación progresiva a la dinámica normal de esfuerzo y descanso, según la disciplina deportiva. Por tanto, tendrá dos objetivos fundamentales:

• Evitar pérdida de la forma física.

• Mantener la condición física general.

Readaptación específica

El objetivo final del proceso será alcanzar el alta deportiva que capacite al jugador a volverse a entrenar en las mismas condiciones que el resto de sus compañeros no lesionados.

Esto se conseguirá mediante el trabajo de readaptación de las habilidades básicas que afectan a la zona lesionada (correr, saltar, cambiar de dirección, girar, pivotar) y del reentrenamiento de los elementos técnicos propios de la disciplina deportiva (pasar, chutar, cabecear, esprintar. . .). Conforme avanza el proceso, la RaFD irá ganando importancia en detrimento de la RFuD. Del mismo modo, el porcentaje de trabajo en campo se irá incrementando respecto al realizado en el gimnasio, de forma que al finalizar la etapa el jugador alcanzará un nivel de destreza y habilidad semejante al que tenía antes de la lesión.

Para conseguir esto, el jugador superará las fases de intervención, propuestas por Lalín, que a continuación se detallan en el caso de esta lesión.

ü  Fase de aproximación. En esta primera fase de la readaptación específica comienza el trabajo de campo. Los criterios para comenzar este trabajo se pueden resumir en los siguientes: tener buena estabilidad articular en los test clínicos, que no hayan existido episodios de sensación de inestabilidad en las fases previas, dolor ausente o mínimo, derrame mínimo, ROM completo y diferencias inferiores al 20% en el peak torque entre extremidades en tests isocinéticos. Será fundamental el desarrollo de la capacidad aeróbica, bien sea en el gimnasio (bicicleta estática, elíptica. . .), en el campo (circuitos educativos de desplazamientos con control de la intensidad) o en medio acuático (series a intensidad umbral anaeróbico, realizando carrera en carga parcial, o series de nado buscando la misma intensidad). En la reeducación de la carrera será importante evitar los giros en las primeras fases (si se trabaja en un circuito cerrado, tal como dar vueltas a un campo de fútbol) que favorezcan la oclusión del menisco lesionado.

El trabajo de fuerza se centrará en ejercicios de cadena cinética cerrada, como series de fuerza-resistencia en prensa horizontal progresando de bipodal a monopodal. Se puede incidir en el trabajo de factores morfológicos para el desarrollo de la hipertrofia si existe déficit de masa muscular respecto a los valores pre-lesión, mientras que el trabajo propioceptivo avanzará hasta situaciones en carga total realizadas en superficies inestables, tanto bipodal como monopodal. Por último, cabe resaltar el trabajo de reeducación de los desplazamientos básicos en seco (carrera, marcha, carreras laterales, cambios de dirección controlados. . .) y los giros, pivotajes, saltos en medio acuático.

ü  Fase de orientación. Una vez reeducados los desplazamientos básicos en la fase anterior, se puede incrementar la intensidad para adaptar al organismo a los esfuerzos requeridos en el fútbol. Por ello en esta fase se trabajará en el desarrollo de la capacidad mixta aeróbico-anaeróbica mediante trabajos intermitentes. Estos trabajos simulan las exigencias fisiológicas del fútbol, que están perfectamente descritas en la literatura específica.

Para el trabajo de fuerza será interesante la utilización de ejercicios en cadena cinética cerrada (CCC) más funcionales, tales como la media sentadilla (tanto bipodal como monopodal) o diferentes Lunges (frontal, lateral), incidiendo en el trabajo excéntrico de la musculatura estabilizadora de la rodilla y progresando hacia el trabajo de fuerza explosiva. El trabajo propioceptivo debe incrementar su dificultad y dará comienzo la reeducación de las habilidades básicas con balón, tales como conducciones en línea recta, dominio de balón, golpeos cortos o voleas bajas.

ü  Fase de preoptimización. El trabajo de resistencia en esta fase incidirá en los esfuerzos de alta intensidad y corta duración, adaptados al puesto específico del lesionado, ya que en función de la posición que ocupa el jugador en el campo, las exigencias físicas de partido varían significativamente. Algunas propuestas parecen interesantes para su desarrollo de forma específica, especialmente los trabajos basados en el método RSA (repeated-sprint ability), cuyo objetivo es incrementar la capacidad para realizar esprines con un mínimo tiempo de recuperación entre repeticiones. Puede ser adecuado el trabajo de fuerza explosiva en condiciones de inestabilidad, en consonancia con el concepto de fuerza propioceptiva. En esta línea también sería de utilidad el método SAQ (speed, agiliy, quickness), ya que puede ser eficaz para mejorar la rapidez y la aceleración, así como la fuerza explosivo-elástica; todas ellas son importantes  en el fútbol.

CONCLUSIONES DEL AUTOR

Reducir el tiempo de baja de cualquier lesión deportiva debe ser un objetivo prioritario del proceso de readaptación lesional. Para conseguirlo, el equipo de rehabilitación deportiva trabajará de forma coordinada, utilizando todas las habilidades de cada uno de los miembros del mismo, realizando un abordaje multidisciplinar. Para reducir este tiempo de baja en las lesiones de menisco que requieren meniscectomía, una temprana e intensiva rehabilitación debe ser prioritaria. Con la ayuda de las progresiones funcionales, se intentará que el jugador recupere la funcionalidad perdida. El objetivo final de volver a jugar un partido de fútbol exigirá que durante el proceso no solo se trabaje la zona lesionada, sino que sea prioritario mantener un estado físico y un tono muscular adecuado en el resto de estructuras, para que el retorno a la dinámica de entrenamientos grupal y a la competición se lleve a cabo de forma óptima y segura.



RESUMEN FASES DE REHABILITACION

Fase de inmovilización
Área lesionada
Crioterapia: aplicación de hielo 10 min, cada 1-3 h (primeras 24 h) y cada 4-6 h (días sucesivos)
Reposo: miembro inferior elevado (primeras 24 h)
Vendaje compresivo o férula (primeras 24-48 h)
Movilizaciones activas de dedos, tobillo y cadera, con la rodilla en extensión (primeras 24 h)
Isométricos de cuádriceps, elevando el miembro inferior con flexión de cadera y extensión de rodilla (primeras 24 h)
Masaje circulatorio, en zonas adyacentes
Termoterapia previa a la movilización de la rodilla (si no hay inflamación, tras 48 h)
Movilización activa asistida y activa libre de la rodilla hacia la flexoextensión (introducción de fitball)
Isométricos del cuádriceps, con flexión de cadera y rodilla en extensión con peso en zona distal; progresando a isométricos con flexión de rodilla no superior a 60◦
Isométricos de cuádriceps combinados con electroestimulación
Inicio del programa de pedaleo para conseguir un ROM activo de forma más temprana
Área no lesionada
Isométricos en aductores (si es el menisco externo el dañado) o abductores (si es el interno) de cadera
Fuerza-resistencia en gemelos, isquiotibiales y cuádriceps de la pierna no afectada
Fuerza-resistencia de tren superior (ejercicios en descarga)
Estabilidad central. Ejercicios concéntricos en superficie estable con amplia base estable
Mantenimiento de la capacidad cardiorrespiratoria mediante dispositivos como un ergómetro de brazos
Estiramiento global de miembros inferiores, tanto de la cadena anterior como de la cadena posterior
Modificado de Basas et al.



Fase de recuperación
Área lesionada
Continuar con la movilización activa libre de la rodilla hacia la flexoextensión (indolora). Alcanzar máxima amplitud fisiológica
Isotónicos del cuádriceps: contra resistencia entre 30 y 60◦ (resistidos por fisioterapeuta). Cadena cinética abierta (CCA)
Introducción progresiva de isotónicos de cuádriceps en cadena cinética cerrada (CCC hasta 80◦)
Isométricos de isquiotibial en diferentes grados de flexión de rodilla
Comienzo del programa de natación y readaptación acuática. Mediante nado libre (evitando braza para no insistir en el valgo) e iniciando el trabajo de marcha y carrera en descarga para progresar a carga parcial (agua por la cintura)
Reeducación de la marcha en medio terrestre
Propiocepción: inicialmente en descarga para progresar a carga parcial y total mediante ejercicios en apoyo bipodal sobre superficie estable, para pasar posteriormente a ejercicios sobre apoyo monopodal sobre superficie estable
Evitar aún movimientos de rotación
Área no lesionada
Isotónicos de la musculatura de la cadera (en máquina multicadera para progresar a gomas elásticas, permitiendo mayor funcionalidad)
Isotónicos de los gemelos
Mantenimiento de la capacidad cardiorrespiratoria mediante bicicleta estática y elíptica
Fuerza-resistencia del tren superior. Posibilidad de iniciar programa de hipertrofia si el jugador tiene déficits en este aspecto
Estabilidad central. Ejercicios concéntricos e isométricos en superficie estable, con reducción de base de apoyo
Continuación con el estiramiento global de los miembros inferiores



Resumen de artículo, j.apunts.2011.12.002, Elsevier.

Miguel Ángel Campos Vázquez

Real Club Recreativo de Huelva, SAD, Huelva, España