PROPIOCEPCIÓN: CLAVE EN LA REHABILITACIÓN DEPORTIVA

Felipe Monsalve Vélez, FT


Resumen
La alta y creciente incidencia en las lesiones ocurridas durante la práctica de las diferentes disciplinas deportivas supone una nueva preocupación en el quehacer de la medicina y la rehabilitación deportiva, por lo que en los últimos años el desarrollo de métodos preventivos y tratamientos eficaces de rehabilitación han sido el pilar de interés e investigación de los profesionales de salud involucrados. La rehabilitación propioceptiva ha demostrado ser uno de los mejores elementos actuales que pretenden optimizar la rehabilitación de las lesiones deportivas, basados en los mecanismos morfo-fisiológicos responsables de la propiocepción y su adecuado entrenamiento de acuerdo con los beneficios demostrados en las últimas investigaciones relacionadas. 

La práctica del ejercicio físico y más aún del deporte competitivo supone la utilización máxima de las capacidades físicas de quienes lo practican para obtener así los mejores resultados, para ello los deportistas requieren someterse a intensas rutinas de entrenamiento donde al emplear todo el potencial se podrá desarrollar de la mejor forma posible la actividad en cuestión. Por esto durante la búsqueda de este rendimiento máximo suelen ocurrir lesiones que afectan la integridad física del practicante y a su vez obligan a la interrupción parcial o total del ritmo de entrenamiento/competencia normal[i].  
Las lesiones deportivas actualmente presentan una creciente prevalencia, asociada con el aumento de la práctica del ejercicio físico y de la práctica deportiva como tal, tanto a nivel de competitivo como recreacional, por lo que el deportista se ve obligado a aumentar su nivel y demanda en cuanto a su condición física de forma global y controlada para evitar la aparición de lesiones durante la práctica deportiva o parar retornar a la actividad específica de la forma más rápida y funcional posible posterior a una lesión.
Una lesión deportiva puede ser definida ampliamente como cualquier lesión que está relacionada o se da como consecuencia a la práctica del ejercicio físico o del deporte en su estricto sentido, que conlleva a una disminución en el rendimiento deportivo o en casos más severos a la suspensión de la práctica, y como resultante requiere de atención por profesionales de salud necesarios y un proceso de rehabilitación deportiva.[ii]
Las lesiones deportivas representan el mayor índice de lesiones de origen muscular, tendinoso, ligamentario y esquelético en la sociedad moderna, por tal motivo se ha intentado disminuir los factores de riego causales de estas lesiones y su impacto en el rendimiento deportivo, que no solo se ven influenciadas por el aumento en su incidencia sino también por el aumento del número de practicantes de los diversos tipos y modalidades deportivas y por el cambio en las características inherentes a su práctica; sin embargo, los mecanismos lesiónales en el deporte son diversos y se ven condicionados multifactorialmente donde una de sus mayores determinantes es la condición morfo-fisiológica del deportista, no solo desde la caracterización del morfotipo sino teniendo en cuenta otros factores como lo es la estabilización estática y dinámica a nivel articular y sus mecanismos de retroalimentación y control nervioso que facilitan la adaptación de los segmentos corporales en el espacio de forma armónica y coordinada, es decir, la condición propioceptiva que no solo es manejada como un aspecto fisiológico o funcional, sino como una condición necesaria y primordial en el marco de la prevención de lesiones deportivas[iii].

PROPIOCEPCIÓN
La palabra “Propiocepción” fue acuñada por primera vez en 1906 por el neurofisiólogo inglés Charles Sherrington debido a sus estudios de la neurona y las acciones reflejas, describiendo este fenómeno como “la información que contribuye al sentido de la posición propia y del movimiento”, a pesar de esto, la definición de propiocepción ha creado y crea todavía mucha controversia en la comunidad científica debido a su variabilidad entre conceptos, sin embargo este concepto fue definido más ampliamente como la “habilidad para recibir estímulos de los músculos, tendones y articulaciones y el proceso de información de una manera significativa en el sistema nervioso central para percibir el lugar donde se halla un miembro en el espacio” (Hewett et al., 2002)[iv]. Con el tiempo el término ha evolucionado y la actualidad se conoce como la conciencia de posición y movimiento articular, velocidad y detección de la fuerza de movimiento. Consta de tres componentes (Saavedra, Lephart):

a.       Estatestecia: provisión de conciencia de posición articular estática.
b.      Cenestesia: conciencia de movimiento y aceleración.
c.       Actividades efectoras: Respuesta refleja y regulación del tono muscular.

A pesar de la falta de definición aceptable, los términos propiocepción, coordinación y control neuromuscular se interrelacionan en cada concepto ofrecido en la literatura, dejando así en evidencia la estrecha relación que existe entre la condición musculo esquelética de cada persona y su integración a nivel neurológico, por lo que es necesario ahondar en cada concepto para entender la verdadera importancia de la rehabilitación propioceptiva[iii].  
La coordinación es definida ampliamente como la interacción cooperativa entre el sistema nervioso y musculo esquelético dando la posibilidad de controlar y regular las acciones motrices a través de la interacción de estos sistemas con los órganos propioceptivos, facilitando así la habilidad de mantener una correcta relación entre los segmentos corporales con el entorno basados en la información sensorial de experiencias pasadas y de reflejos musculares, conservando el centro de masas del cuerpo dentro de los limites específicos evitando caer ante cualquier perturbación.
El concepto de ejercicio propioceptivo para restaurar o mejorar el control neuromuscular fue introducido inicialmente en programas de rehabilitación, fundamentados en la presencia de mecano receptores ubicados en ligamentos y otras estructuras articulares que ante cualquier lesión generan alteración en la información aferente de la misma, por lo que se inhibe la estabilización refleja a nivel neuromuscular en la articulación.

SISTEMAS DE INTEGRACIÓN PROPIOCEPTIVA
Esencialmente el sistema de integración está compuesto por diferentes circuitos neuronales interconectados en todas las combinaciones posibles cuyo centro es el cerebro, quien es el encargado de recibir gran cantidad de información compuesta por todos los estímulos que actúan sobre los receptores del cuerpo, dando la posibilidad de analizar, evaluar e interpretar las señales en contraste con los antecedentes y experiencias previas percibidas a través del movimiento corporal voluntario o involuntario. 
El movimiento voluntario requiere una base de respuesta automáticas que garanticen una combinación adecuada de la movilidad y la estabilidad de las partes del cuerpo. Puesto que la actividad motora del cuerpo se produce de forma simultánea en muchos músculos, es esencial una regulación precisa, por fortuna gran parte de esta regulación se hace de forma involuntaria y es dad por sistemas integrados de control neuronal ubicados en los músculos y articulaciones[vi]. 
Aunque se sabe poco de la estructura nerviosa y su conexión a nivel musculo esquelético, a lo largo de los años se han ido descubriendo y comprendiendo gradualmente los elementos particulares constitutivos de este sistema[vii]. En el momento bien se conoce la presencia de propioceptores y de sus funciones; donde según Sherrington (1906) los propioceptores son los órganos terminales estimulados por las acciones del propio cuerpo y dan la posibilidad de conseguir información interna y lograr una cooperación efectiva entre los músculos[viii].


PAPEL DE LA PROPIOCEPCIÓN EN EL CONTROL ARTICULAR
El cuerpo humano incluso para tareas sencillas requiere de un proceso de constante revisión y modificación de sus actitudes corporales, que se encuentran basadas en control motor con la respectiva integración y análisis de la información sensorial, los comandos de motor eferente, y los movimientos resultantes[ix]. La información propioceptiva se deriva de los diferentes receptores periféricos, que como se demostró anteriormente, juegan un papel fundamental en este proceso. La  ejecución de todas las tareas motoras, a menudo muy sutiles, tienen por objeto la preparación, mantenimiento y restablecimiento de la estabilidad de los segmentos corporales vistos desde el punto de vista estático y dinámico representado por el control neuromuscular.
Los centros superiores encargados de conservar el control del motor han sido responsables  de generar la compensación necesaria ante las pérdidas de estabilización estáticas a través de nuevos movimientos y patrones de activación muscular, que ocurren de forma conjunta con la retroalimentación dada a nivel periférico por los mecanorreceptores  articulares y ligamentosos[x].
Las alteraciones en las secuencias de activación muscular parece ser que se producen no sólo en la articulación afectada posterior a una lesión, sino también en las articulaciones distales y proximales, esto debido a que la activación de patrones musculares se lleva a cabo en varias articulaciones cercanas de manera conjunta.
Freeman y Wyke se destacaron por ser pioneros en investigaciones donde se encontró evidencia directa que apoya la importancia de los receptores articulares del control sensitivo-motor sobre la estabilidad articular posterior a la resección quirúrgica de nervios en gatos; fue durante estas investigaciones donde se concluyo que  la información de los nervios intervenidos transmitían información aferente sobre todo a la articulación de la rodilla, por esto el procedimiento quirúrgico de la desaferentización de la articulación no afecto la estabilidad mecánica ni el control motor de la misma. Por lo tanto, parece que la propiocepción es fundamental para el control sensorio-motor en la estabilidad articular, cuya retroalimentación primaria se da a través de los receptores articulares[xi].
IMPORTANCIA DEL ENTRENAMIENTO PROPIOCEPTIVO
A pesar de que actualmente se cuenta con la ayuda de herramientas que juegan un importante papel en la prevención de lesiones deportivas como lo son los vendajes funcionales y las férulas protectoras, estas medidas tiene efectos deletéreos en los deportivas que los usan, como lo es la irritación cutánea, las heridas por el rose constante al que se ve sometido la piel, la perdida funcional de la extremidad involucrada por la limitación en el movimiento de la misma o simplemente la incomodidad que estos pueden jugar durante la realización de la practica deportiva. Debido a estos inconvenientes el entrenamiento y la rehabilitación propioceptiva va camino a ocupar un lugar de privilegio en la prevención de lesiones deportivas y/o en su posterior recuperación sin incurrir en los inconvenientes ya mencionados.
El entrenamiento propioceptivo en planos inestables es común para prevenir lesiones deportivas; estudios recientes demuestran la eficacia de este entrenamiento en la prevención de nuevas lesiones y la mejoría en el balanceo postural (Stasinopoulos, 2004). A pesar que son necesarios más estudios, los más recientes demuestran una mejoría en la sintomatología de dolor anterior de rodilla con un adecuado entrenamiento propioceptivo (Baker et al., 2002).
Durante un estudio realizado en Canadá (Emery, C: y cols., 2005) encontraron mejoras clínicas importantes en el equilibrio estático y dinámico, así como una reducción del reporte de lesiones deportivas a lo largo de más de 6 meses entre los estudiantes de secundaria que participaron en un programa regular de educación física, que utiliza un sencillo plan de 6 semanas de ejercicios propioceptivos y de equilibrio realizados en el hogar.
En EE.UU. (Mandelbaum, B. y cols., 2005), se halló, luego de un seguimiento de 2 años a un grupo de futbolistas, que el uso de un programa de entrenamiento neuromuscular puede tener un beneficio directo en la disminución del número de lesiones del ligamento cruzado anterior en jugadores de fútbol femenino[xii].
 A través del entrenamiento propioceptivo el deportista aprender a sacar ventajas de sus mecanismos reflejos de adaptación postural, mejorando los estímulos facilitadores que aumentan el rendimiento y disminuyen la posibilidad de inhibición de estos mecanismos protectores. De esta forma, algunos reflejos por ejemplo durante el estiramiento, pueden aparecer de forma inesperada y generar perdida del equilibrio, dando la posibilidad de que aparezca una respuesta correcta (recuperar la postura) o incorrecta (generar un desequilibrio mayor). Con el entrenamiento propioceptivo, los reflejos o respuestas incorrectas tienden a eliminarse brindando una respuesta óptima del deportista (Tarantino Ruiz, 2004). 

ENTRENAMIENTO PROPIOCEPTIVO EN EL DEPORTE
El Colegio Americano de Medicina Deportiva recomienda que se haga una prescripción de ejercicios propioceptivos tanto dinámicos como estáticos. Los primeros ejercicios comprenden inicialmente una amplia base de sustentación y progresivamente se va aumentado su complejidad, disminuyendo así la base de sustentación hasta llegar a una sola pierna durante 30 o más segundos con los ojos cerrados. Estos últimos generalmente consisten en ejercicios que implican caminar con diversas bases de sustentación, comenzando con el paso o zancada normal y progresivamente con  reducción de la misma para andar[xiii].
Las técnicas de entrenamiento deben ser diseñadas para desarrollar respuestas compensatorias neuromusculares individualizadas para cargas potencialmente desestabilizadoras que se pueden dar durante las diversas actividades deportivas y de la vida diaria. La aplicación de estas cargas debe ser de una manera controlada.
Dentro del entrenamiento propioceptivo se destacan la utilización de técnicas de balance y entrenamiento de agilidad, tales como carreras de lanzamiento, aceleración y desaceleración repentina, desplazamientos laterales y tablas de balance, pueden proveer al individuo mejoramiento en el control neuromuscular. Otras opciones de entrenamiento para mejorar el control neuromuscular de las extremidades inferiores, involucra superficies de soporte inestable, tales como la tabla rodante y la tabla inestable. Estas técnicas pueden ser modificadas, para que el individuo pueda experimentar las perturbaciones durante las actividades propias de su deporte. Estas actividades, generalmente progresan desde velocidades lentas a rápidas, desde baja a alta fuerza y desde actividades controladas hasta actividades no controladas.
Se pueden implementar ejercicios que faciliten las respuestas preparatorias y reactivas de los músculos. Estos ejercicios incluyen estabilización rítmica, durante los cuales el individuo es animado a mantener la posición articular mientras el terapista aplica grados y direcciones variables de perturbación articular. Los patrones de movimiento funcional pueden ser entrenados a través de actividades que simulan la actividad deportiva. El entrenamiento funcional debe semejar las demandas puestas sobre la articulación durante las actividades deportivas, haciendo la transición a la práctica deportiva completa menos estresante para el individuo.
Finalmente, el entrenamiento debe proveer la adquisición de respuestas aprendidas para las actividades funcionales y ellas pueden ser mas exitosas, si son practicadas en el contexto funcional del deporte especifico (Childs, 2003. Citado por Ávalos Ardila y Berrio Villegas, 2007. Op. Cit.).











Imagenes: Felipe Monsalve Velez. Stykz
[i]. Tironi J. Evaluación funcional propioceptiva de miembros inferiores en deportistas. Universidad abierta panamericana. 2009; Feb.  
[ii]. Olmo J. La rehabilitación en el deporte. Arbor. 2000; Feb; 165 (65): p. 227 – 248.
[iii]. Fort A, De Antolín P, Costa L, Massó N, Rueda L, et al. Efectos de un entrenamiento propioceptivo (TRAL) de tres meses sobre el control postural en jóvenes deportistas. Apunts. 2009; 1° trimestre; 95: p. 49 – 56.
[iv]. Emen E, Bülent U. Proprioception and ankle injuries in soccer. Clin Sports Med. 2008; 27 (10): p. 195 – 217.
[v]. Romero D, Tous J. Prevención de Lesiones en el Deporte. Claves para un rendimiento deportivo óptimo. Madrid: Medica Panamericana; 2010, p. 165 – 214.
[vi]. Gowitzke B, Milner M. El cuerpo y sus movimientos: bases científicas. Barcelona: Paidotribo; 2000; p. 238 – 270.
[vii]. Chaitow L, Aplicación clínica de las técnicas neuromusculares: extremidades inferiores. Badalona: Paidotribo; 2002: tomo 2.
[viii]. Sherrington Ch. The integrative actions of the nervous system. Toronto: Yale University Press; 1906; p. 131 – 133.
[ix]. Riemann B, Lephart S. The Sensorimotor System, Part II: The Role of Proprioception in Motor Control and Functional Joint Stability. J Athl Train. 2002; Ene-Mar; 37 (1): 80 – 4.
[x]. DeMont R G, Lephart S M, Giraldo J L, Swanik C B, Fu F H. Muscle preactivity of anterior cruciate ligament-deficient and reconstructed females during various lower extremity activities. J Athl Train. 1999; 34:115 – 120.
[xi]. Pintsaar A, Brynhildsen J, Tropp H. Postural corrections after standardized perturbations of single limb stance: effect of training and orthotic devices in patients with ankle instability. Br J Sports Med. 1996; 30: 151 – 155.
[xii]. Mandelbaum B, Silvers H, Watanabe D, Knarr J, Thomas S, et al.  Effectiveness of a Neuromuscular and Proprioceptive Training Program in Preventing Anterior Cruciate Ligament Injuries in Female Athletes: 2-Year Follow-up. Am. J. Sports Med. 2005; 33; 1003 – 10.
[xiii]. López Soto J. Ejercicios de Propiocepción para población adulta. Medellín: Universidad de Antioquia. 2008.

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